The Coca Cola Simm Nation o lo que es mejor, mi cabeza necesita un overdrive - Hipermediatizaciones: Hiperconexiones y remediaciones entre signos y palabras

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Textos especializados en Comunicación Digital, Ciencias Sociales, Literatura, Poesía, Humanidades Digitales y Culturas Juveniles. Sitio personal del Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Expresidente de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, AMIC y Ex presidente del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación.

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lunes, 14 de abril de 2014

The Coca Cola Simm Nation o lo que es mejor, mi cabeza necesita un overdrive

por: Jorge Alberto Hidalgo Toledo


"No tenía fe, para mí el mundo era una enorme pantalla cuya única finalidad era la de ser contemplada. El objeto de mi existencia era infinito: autos que pasados algunos años eran destruidos o renovados, mujeres que día a día transformaban su cuerpo en mina de sensaciones visuales, marquesinas prostituidas por gigantescos títulos de colores, faros de luz que durante las noches modificaban la textura y el color de las paredes, frases sin significado alguno, incapaces de dejar algo en la memoria que no fuera la vaga impresión de sus letras. Todos mis demás sentidos quedaban anulados ante la posibilidad de ver; no deseaba tocar las cosas. Para mi era evidente que la mayor parte de cuanto me rodeaba poseía una vulgar concretud, el tocar era siempre reconocer obstáculos".
(Guillermo J. Fadanelli, Afrokola)

En sus marcas.... listos..... fuera.... fuera de lugar, fuera de casa, fuera de serie, fuera de toda perspectiva establecida serán estos próximos juegos olímpicos que habrán de llevarse a cabo en el mismísimo recinto de la burbuja ácida y sin descafeinar: Atlanta City. Atlanta "la grande" simplemente para unos, para otros, un "pequeño poblado cocacolero" que no tiene otra que ofrecer más que cientos de millones de dólares reunidos en botellas de cristal y una que otra por reciclar.
Pues bien, si quieren véanlo así, como un evento deportivo nada más, en el que se darán cita docenas de países a probar lo último que puedan ofrecer. Pero eso si, imaginen... es más, no hay ni siquiera que imaginar, ya que lo más seguro es que en el momento mismo que enciendan su radio, televisor o computadora: verán cientos de spots publicitarios en los que una música energética y muy nacionalista, apoyada en la voz grave, ronca y sensual de un locutor los invitará a preparar maletas para disfrutar la experiencia más insólita de sus vidas, sin necesidad de tener visa y pasaporte a la mano, pues todo ser humano podrá gozar de los avances y previos del evento "completamente gratis", gracias al pasaporte más grande del mundo: los Mass Media.
¿Pero qué tanto puede haber detrás de unos "monitos corriendo y sudando por doquier"?
Pues bien, detrás de todas esas largas y agobiantes campañas publicitarias hay dos situaciones "ligeramente superficiales": primero, "fomentar la unión de las naciones y el espíritu de competitividad", mediante el desarrollo físico de sus atletas; y la más importante de todas, usar a estos, "conejillos de indias", como grandes espectaculares donde lo último en tecnología deportiva será probada, ¿o qué?, a poco creen que esas maravillas de gogles, esos arcos o esos tenis que nunca se quitan, surgieron así de la nada. Pues no, ya que las mentes más creativas, puestas al servicio del Marketing, han estado desarrollando, durante cuatro años, cientos de productos que habrán de publicitarse en el spot más largo que jamás se haya registrado: una carrera de obstáculos o un simple salto de longitud.
Pero en fin, ese aspecto mercadológico no es el fondo que queríamos tocar ya que detrás de esos aros, también se esconde el desarrollo tecnológico, en materia de comunicación, más impresionante jamás pensado.
Es más, hagamos memoria y regresemos el tiempo tan sólo cuatro años y situémonos en la segunda sede olímpica de habla hispana: Barcelona '92, donde solamente se esperaba que 3,500 millones de espectadores estuvieran frente a sus televisores dispuestos a chutarse de pi a pa todas las competencias oficiales y de exhibición, con sus respectivos comerciales. Ahora bien, gracias a eso, voceros del Comité Organizador de aquellas olimpiadas, pudieron afirmar que los ingresos por derechos de televisión ascendieron tan sólo a 650 millones de dólares (sin contar lo que se registró por la venta de licencias a los patrocinadores), lo que significó la presencia en la Ciudad Condal de los principales canales difusores del mundo.
En aquellos días, la maquinaria televisiva estuvo a cargo de Radio Televisión Olímpica, (organismo creado por la complejidad organizativa del evento para producir la señal internacional de radio y televisión), quien se encargó de seleccionar y semantizar los valores olímpicos, en cuanta imagen en "cámara rápida o lenta" saliera al aire.
La cobertura y transmisión fue todo un experimento, pues se pensó en función de la tecnología de la televisión en alta definición (1250/50 y 1125/60), lo que hizo de este evento un hecho único, pues fue la primera olimpiada grabada en formato digital.
Durante aquel festejo, se dieron cita más de 3.000 profesionales de Radio y Televisión, tratando de hacer posible que la Olimpíada adquiriera una dimensión planetaria. El tratar de hacer del evento un acontecimiento memorable, desde el punto de vista de la cobertura audiovisual, llevó a las grandes transnacionales a desarrollar nuevas tecnologías, además de elaborar una serie de modificaciones técnicas para poder registrar con rapidez y precisión, el momento en que una lágrima cubriera el rostro de más de un deportista; el nivel máximo de emoción entre la tensión de Ben Johnson y Carl Lewis; o la belleza deslumbrante de alguna campeona cuyas uñas provocarían la admiración del mundo.
Transportar la señal internacional desde las sedes y distribuirla a los radiodifusores en el Centro Internacional de Radio y Televisión, además de proveerles los servicios e infraestructuras necesarias para cubrir sus requerimientos unilaterales, no es cosa que cualquiera se aviente a hacer, por lo mismo considero que el generar más de 2,000 horas de producción; poner a disposición equipos de pre y posproducción, además de oficinas para todos los radiodifusores; transmitir la ceremonia de inauguración y clausura con 42 cámaras, operadas 5 de ella a control remoto; usar 45 unidades móviles y 800 cámaras en magnetoscopio DX 1/2" de Panasonic para una "ligera transmisión" con calidad profesional; al igual que el desarrollo de nuevas tecnologías en materia audiovisual; incluir casi el doble de eventos deportivos que en Seúl; desarrollar eventos culturales como la Expo en Sevilla y sus festivales audiovisuales (donde se registró el más grande espectáculo audiovisual de la historia, con 200 horas continuas de exposición "televisada" y "televisable"), fueron motivo "cuasi insignificante para denominar" a Madrid como la Capital Cultural de Europa.
Ahora bien, qué nos depara el futuro y sobre todo, estas mega olimpiadas. Sinceramente no me imagino llegar a un pabellón de información saturado de kioscos interactivos, donde se me de vía multimedia toda la información necesaria en relación con los eventos, obtención de medallas por países y casi  hasta pronósticos de resultados.
Obviamente, la tecnología estará al orden del día, por lo mismo "espero", que este, que es un evento de convivencia internacional, no se vuelva un escaparate radiotelevisivo, para mostrar las cuestiones críticas de problemáticas tales como la situación de los indocumentados o los conflictos raciales existentes en una nación tan bella como lo es la América posmoderna que Washington nunca imaginó.

En "verdad anhelo", que las grandes avenidas no se llenen de manifestantes ensuciando las largas y hermosas banquetas con panfletos que reclamen justicia o simplemente seguidores a la lucha. Sería de muy mal gusto que un evento de tales magnitudes acabe con su imagen por transmitir escenas o avances de algún film de Oliver Stone en pasamontañas a la par de anuncios de Visa o Coca Cola, por el contrario, espero que los chismes, chistes y parodias, además de la cámara indiscreta sean mejor que en el '92.
 Por primera vez en mi vida, quiero sentarme a contemplar la televisión sin cuestionarme y admirar a los atletas mientras reciben sus medallas, sin que tengan que levantar sus manos con el puño cerrado como señal de afiliación al movimiento de los black panters.
Quiero sentarme al igual que muchos a ver las carreras y los partidos de volleyball, sin tener que pensar en boicots o conflictos estudiantiles. Quiero saborear el gran peso de la tecnología en cuerpo y alma. Saber que Sun Systems, Microsoft, Adobe, Aldus, IBM, Apple, Hewlett Packard, Macromedia, Silicon Graphics, me dejaran ver sus avances en high tech, mostrándome la brújula y por ende, el camino para navegar en el ciberespacio y la realidad virtual.
Quiero pensar que Atlanta estará llena de Video Walls, espectáculos multimedia y animaciones virtuales. Que cientos de artistas itinerantes montarán performance, happenings y espectáculos multidisciplinarios para demostrar que en los verdes campos donde se celebra la "gran barbacoa" de Mark Twain, existe cultura. Se que podrán....
Se que el diseño arquitectónico, gráfico, industrial y textil estará a la orden del día. Que los pictogramas ha desarrollarse para identificar a los distintos deportes, podrán ser interpretados y utilizados por gente de diversas culturas e idiomas, sin que tengan que pasar horas enteras tratando de averiguar si aquel signo indicativo, es el correspondiente al baño de hombres o mujeres. Se que no nos defraudarán los comunicólogos y artistas gráficos, pues seguramente romperán con la pauta marcada por los trazos libres, evocadores de Joan Miró, de los diseñadores españoles, haciendo de la iconografía un lienzo hiperrealista a la Dennis Hooper, y que no nos atormentaran con un logotipo a la Jackson Pollock, ni tampoco a la Walt Disney.
Se que este será el más grande espectáculo jamás visto, que la Fiesta Audiovisual que se está preparando impactará tecnológicamente como el primer viaje de Colón. Los ojos del mundo y de los mercados están situados en este punto, y por ingenuos que seamos, no creo que nos vayan a dejar vestidos y alborotados.
Por lo mismo, sobra decirles que desde hoy pienso sentarme a contemplar con gusto todo cuando aparezca ante mis ojos.  Quiero sorpresas...
Quiero disfrutar hasta el último segundo de creatividad y tecnología, sin tomarme la molestia de criticar y molestar. Quiero hartarme de todas esas cosas y productos que fueron diseñadas para alguien como yo: un simple mortal que goza usar sus tenis, aunque sea para caminar.

*NOTA: En caso de que falle mi televisor que alguien me grabe por favor las competencias de nado de crawl (léase en tono cantado y lloroso).


CHANGOS, MONOS Y MONITOS
(Apéndice, tripa, sobrante o algo por el estilo)

¿Qué es lo que es? habría que empezar por preguntarnos a la hora que nos sentamos a ver con detenimiento aquello que han denominado la mascota de la serie televisiva que no me quiero perder: las olimpiadas. La cual pienso "poner en un altar con veladoras" no sin antes aclarar algunos datos.
De 1972 (Munich) a la fecha, los juegos olímpicos generaron una original disciplina al sentar a sus mejores diseñadores para romper un nuevo récord, el de impacto y recordación, al crear un ser animado capaz de acompañar a los atletas durante la larga cita mundial. Si bien recordamos aquella primera mascota atlética y escultural fue el perro "Waldi", que identificaba con su hiperresistencia, agilidad y tenacidad, la región alemana de Bavaria.
En 1976 (Montreal), la creación del emblema olímpico estuvo a cargo de los canadienses quienes "respaldados" por Green Peace optaron, como símbolo del desarrollo económico primario de Canadá, léase el comercio de las pieles, por el castor. Amik, nombre que le dieron a aquel castor paciente y trabajador cedió su breve trono a la especial mascota rusa (1980, Moscú) el oso Misha quien cautivara al mundo con su aspecto bonachón y alegre. Misha, diseñada por Víctor Tchijikov, batió un nuevo récord, el de comercialización, al aparecer en manos de más de 10 millones de personas, que no satisfechas, gozaron al ver volar a Misha sobre el Estadio Lenin con lágrimas en los ojos.
No cabe la menor duda, la cursilería mundial fue el fuerte del telemarketing y el nuevo sueño americano, ya que en 1984, en la emisión correspondiente a Estados Unidos, nació El águila Sam (diseñada por Robert Moore y concebida por Walt Disney  Productions), símbolo máximo del nacionalismo imperialista y del Marketing industrializado, ya que de esta se imprimieron camisetas, gorras, "pins" y monos de peluche elevando la reserva monetarias en plumas verdes y no precisamente de ganso, a más de 200 millones de dólares.
1988, Seúl eleva su bandera intentando conquistar los mercados infantiles y souvenirescos con Hodori, un hermoso y tierno tigre símbolo de valentía y grandeza, sin embargo, el pequeño hijo del diseñador Kim Hyun, no logró devorar los corazones de los espectadores como lo hiciera "fina y estratégicamente" Sam.
Barcelona '92, olimpiada cultural e innovadora, posmoderna diría yo, llena de performance e instalaciones, espectáculos multimedia y un extraño perro apodado Cobi como eje de balanza del espectáculo cubista y exitosamente comercial, fue el centro de las miradas. Y digo extraño ante el pequeño, no por la forma como vestía o se desplazaba, sino por su origen, la pluma del controvertido caricaturista underground, Javier Mariscal, autor de otros perros idénticos a Cobi, con la única variable de que eran multicolormente alcohólicos y cocainomanos.
Ahora si, volvamos a nuestro infierno, Atlanta, la madre de todo el desmadre e Izzy, esa pequeña cosa que comenzó siendo eso, una simple pregunta "What is it" hasta terminar en lo que fue, un objeto amorfo, a veces llama, a veces gusano, a veces nada, a veces todo... no lo se, pero el saber que gran parte de su origen lo debemos a los miles de niños alrededor del mundo que enviaron sus ideas al comité de 32 niños de Atlanta me deja en las mismas, en un objeto absurdo e infantil como las situaciones limites de ese país.
Según cuentan, el antiguo y exclamativo nombre Whatizit, se redujo a Izzy, por sonar a ganador (según los mismos 32 niños), sin embargo, este homófono de fácil no es más que eso una figura improvisada y controversial, ya que además de todo cuenta con una pequeña historia (imaginaria por su puesto, pero historia al fin y al cabo), la cual consiste en que "aquello", (como denominaremos de ahora en adelante a "ese"), es un adolescente que vive en un mundo fantástico en el interior de la flama olímpica. Sin embargo, el encanto de los juegos Olímpicos lo convierten en un participante más al tener como misión unir los campeonatos. Para esto, tiene que encontrar los cinco aros mágicos los cuales lo dotaran de poder y sabiduría para participar.
Como pueden ver, esta "inocente" representación del ninténdico cliché de la saga Waltdisneica y Mariobrosiana, rompe con la figura e imagen de una nación hipertecnificada y multiracial. Por lo que entiendo, la América de exmilitares homeless y psicópatas mariners, no está para darse golpes de pecho y pintar el cielo de rosa. Breton sería feliz con esa imagen, todavía el emblema Cambell's de Andy Warhol es más representativo de esa nación que un garabato. "Izzy", "Ese", "eso" o "aquello" no merece lugar en la historia, debería pasar desapercibido dirían muchos críticos, sin embargo su figura es esencial, ya que a 100 años de unión regresamos al origen, la humildad y la inocencia de la infancia, donde todos quieren ser campeones sin esfuerzo o bajo la comanda de "hazlo tu mismo" eres el campeón.

Ahora si creo que vale la pena ver con ojos nuevos al pequeño amorfo, quien por cierto parece tenernos una nueva enseñanza: lo que no vende se recicla. Lo que se recicla vende el doble sin dejar de ser la misma mierda o lo que es mejor, ese chicle que hoy masticas, mañana te lo vas a comer.

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