Jorge
Alberto HIDALGO TOLEDO
Te
has convencido de que la ciudad no es sino una extensión física de su persona:
¿y
de dónde vendría la voz del rey si no del corazón mismo de la capital de su
reino?
(Italo
Calvino, Un rey escucha)
LA INSOPORTABLE
LEVEDAD DE MI CARTERA
¿Ser o no ser?
¿Tener... o simplemente estar vagando por las calles pensando capulinescamente:
¿Iré? ¿No iré? ¿Me iré? ¿Me quedaré? Mientras la insolencia de la mente no deja
de proyectarnos anuncios luminosos de casinos, playas, antros, tugurios y uno que
otro arrabal.
Así, nos abrimos paso
ante esta vida de excéntricos consumos, con las bolsas y las carteras como
bandera a media asta y con las verdaderas ganas de salir a reventar, de
expandirnos y adquirir el mismo status
de los que se nos fueron a Praga, Bora Bora o de menos a hippiar a Tepoztlán. Pero ¿qué es lo que pasa
cuando nuestras billeteras no dan para más? pues lo que haremos aquí: re
inventar la historia e imponer como las nuevas categorías de consumo, lo que de
ahora en adelante presumiremos como cool
o como in, y eso, se resume en un
sitio que lo tiene cuasi todo, el lugar es nada más y nada menos que el congal
del reventón, el sitio de nobles y bohemios; de posmos y avant pop's; de
yuppies, de hipsters y uno que otro punkie que le gusta el atorón: la Condesa.
Anteayer la hacienda
de la Condesa de Miravalle; ayer la ciudad-jardín (adorada por las clases
acomodadas porfirianas y postrevolucionarias) fundada dentro del Jockey Club y
su hipódromo (1925); hoy, el barrio Art-deco por excelencia. La Hipódromo Condesa con el paso de los
años se ha convertido en el centro de la bohemia y la tradición revalorizada.
Sus construcciones reorientadas han servido de instalación para montar un sin
número de cafés, restaurantes, galerías y librerías. Sus calles, amplios
corredores culturales nos permiten empezar el recorrido a la aventura, a vivir
las vacaciones "más acá" de las que tengamos noción:
PARA VER
Nuestro viaje, dijera
el profesor Memelovsky comienza en Av. Tamaulipas donde encontraremos el cine Bella Época, hermosa construcción Art-deco
que hasta la fecha nos permite gozar de los encantos del séptimo arte.
Siguiendo la linea llegaremos al Parque
España, un relajante sitio para la lectura y la expansión. A su espalda y
unas cuantas cuadras se encuentran los famosísimos Edificios Condesa, construidos en 1911, siendo con esto uno de los
primeros conjuntos departamentales de la ciudad, la singularidad actual es que
en su interior habitan, en su mayoría artistas y personajes de renombre.
En el circuito formado
tanto por Av. México y Amsterdam, podemos encontrar los verdaderos encantos
arquitectónicos de la zona, ya que entre estas avenidas se ubica: el Edificio Hipódromo (1929), el cual
representa el estilo neoclásico ecléctico que reinara durante el porfiriato;
Las Casa de Luis Barragán (1934),
quienes a pesar de las modificaciones que han sufrido conservan el estilo
funcionalista y las formas puras con que fueron concebidas; El Edificio San Martín (1931), quien
destaca por su hermosa fachada Art-deco, sus vitrales, vestíbulos, pero sobre
todo, por encontrarse deshabitado echándose a perder; El Edificio Jardines (1930) mitad decó, mitad indigenista, obra del
Arq. Francisco Serrano; El edificio
Basurto, (1944) considerado desde
sus inicios como el primer edificio moderno con apartamentos de lujo en nuestro
país, reconocido por su belleza y glamour ha sido el centro de atención de
artistas y productores; La Plaza
Popocatépetl (1930), es el ejemplo típico de las glorietas y plazas que
adornan la zona; el Edificio Roxy
(1934), otro clásico del Art-deco, vale la pena ser admirado por la gran
calidad del trabajo, las formas y los materiales con que fue edificado;
finalmente tenemos el Parque Gral. San
Martín, mejor conocido como Parque
México, quizá el jardín más bello y mejor logrado de la ciudad, sus
avenidas interiores, fuentes, bibliotecas y teatros exteriores, cierran con
grandes honores esta zona contaminada de cultura y admirable belleza que
todavía nos tiene mucho que ofrecer.
PROBAR
Este es el pasillo de
las papilas gustativas, la saliva y el paladar, los tres grandes monstruo del
alma, que habrán de darse vuelo si acuden a los sitios que les pienso
recomendar:
Empecemos por la
maravillosa vista que nos ofrece el Parque
México, donde encontraremos el corredor gastronómico encabezado por el Chisme Restaurarte, quien además de
ofrecernos un rato agradable para todos los sentidos nos deleita con el
colorido de su galería; seguimos con La
Vucciria e Il Vaticano, famosos
ambos por la delicia de sus platillos italianos.
Tradición y buen gusto
es lo que caracteriza la antiquísima y celebre Flor de Lis, El Viena y El Sep's.
Hoy día la calle de
Michoacán, en el tramo que comprende desde Tamaulipas a Mazatlán, se ha
convertido en la atracción de chicos y grandes (dijeran los promos del circo
Ataide), pues la versión autóctona del Boulevard
Saint Michel le ha dado un estilo único y bohemio al asunto, dentro de este
pasaje podemos encontrar a la exitosa Fonda
Garufa, las riquísimas excentricidades de la Buena Tierra, el minimalismo de los Arroces y el encanto de la Crepèrie
de la Paix, Mamá Rosas, Il Segreto del Cuoco y el Café La Gloria.
La zona está plagada
de alimentos y ambiente, prueba de ello es el éxito que han tenido lugares como
Il Bel Canto, El Péndulo, El Agapi Mu,
la Fonda Don José, el Specia, el Café Bacci, The Cheese
Market, el Café la Selva, el Café Au Lait, La Lucciola, el Shalala,
Il Mangiare y Puras Habas.
La lista es larga y
basta con adentrarse un poco entre sus calles, para dar con el ambiente que
buscamos, sin embargo, con todo esto no me queda más que decir: ¡Alabado sea
Baco y sus secuaces que nos han puesto en el camino tanta grasa y calorías bien
condimentadas como para gritar Bon
appétite!
Y ESCUCHAR
Ruido, música,
bohemia, un poco de todo y para todos, es lo que hay y lo que sobra. Aquí
podemos desde encontrar un rato delirante, posmo y asfixiante como el que se
vive en el Nivel 41, o algo tan
light como las proximidades del Ixchel.
La clientela es tan
clásica como sus lugares, ahí podrán encontrarse desde a un viejo y
desaparecido amigo como a un talentosísimo desconocido.
Botana, y conceptos
exitosos es lo que caracteriza esta zona, para prueba basta un botón, he ahí La Bodega, un lugar que permite pasar
un rato agradable para "echar la copa" y chismear; La Casa de la Abuela que fuera tan
recurrido hace unos tres años, sin embargo, si son amantes de la informalidad y
el "valemadrismo" este es el sitio ideal para que nadie se fije en
nada que no sea su acompañante y su vaso; El
Diamante Plus y el Closet son sólo
recomendados para los amantes de la pachanga y la emoción fuerte, sus efímeros
table dancing's hacen que la diversión cobre una dimensión apta para
conocedores y desesperados; para los amantes de lo clásico y el reventón
clavado esta el Bar The Sixtie's
donde una vez más se lanza la consigna de que "el rock no ha muerto"
sólo sigue vivo ahí.
Si de plano sus
expectativas no han sido cubiertas queda la única de las alternativas salir de
la Condesa e internarse en las oscuridades de La Roma o de plano lanzarse a su
casa, abrir una cuenta de banco y empezar a ahorrar, para el próximo año poder,
de menos, lanzarse a vacacionar al Plan Sexenal, Chinconcuac o burguesmente a
echar la torta a Chapultepec.