Por: Jorge Alberto Hidalgo Toledo
“La
libertad no es una posesión, sino una conquista. La esencia de la libertad es
la lucha; no procura aplacar, sino agudizar, no ir a la deriva, sino apremiar
la evidencialidad” Solía decir Kart Jaspers.
La
libertad como conquista, la libertad que se realiza en comunidad, la libertad
que lleva al hombre a la autorrealización y que nos hace ser más hombres es el
gran tema de fondo que se exhibe en la cinta
The Shawshank Redemption (Cadena Perpetua), en la cual un joven banquero
es condenado a cadena perpetua por el asesinato de su
mujer y el amante de ésta. Poco a poco, Andy, el protagonista se gana el
respeto de los demás reclusos y la amistad de Red, que dirige el mercado negro
de la prisión. Andy adquiere ciertos privilegios por resolver problemas fiscales
a los guardias así como al Alcaide, para quien organiza una extensa red de
corrupciones políticas. Andy se entera por otro recluso de que el verdadero
asesino de su mujer está encerrado en otro penal, por lo que pide que se reabra
su caso. El Alcaide ordena entonces asesinar a este nuevo recluso para evitar
la marcha de Andy y que salgan a la luz sus sucios negocios. A partir de ese
momento Andy pierde todos sus privilegios, por lo que decide jugarse le todo
por el todo y aprovecha los servicios que el Alcaide todavía requiere de él
para recuperar su honor y su libertad.
La
reflexión emprendida por el director Frank Darabont, inspirada en el guión de
Stephen King, resulta muy interesante cuando el espectador pone en tela de
juicio la posibilidad de la conquista de la libertad en un estado de presión.
El tema de
la libertad se ha vuelto un atractivo singular en los últimos años en la
cinematografía mundial. Cintas como La
libertad de Lisandro Alonso, Deseando
libertad de Andy Cadiff, Dulce
libertad de Alan Alda, y la misma trilogía de Kristof Kieslowski (Azul,
Blanco y Rojo) son una prueba contemporánea de que el hombre insiste en el
tema, porque es capas de luchar por ella hasta la muerte.
Desgraciadamente,
a nivel temático se cree que con la libertad todo se justifica ya que es el
ideal de la realización humana. En algunas de las cintas podemos ver cómo se
insiste en la lucha por la libertad de los negros, las mujeres, los
trabajadores y en el caso de nuestra cinta, por la propia libertad.
En las circunstancias
injustas que vivirá nuestro protagonista, lo llevarán a cuestionar los sistemas
judiciales, el destino, la propia acción humana y cuanto de todo de ello se
entremezcla para someterlo al engranaje de la historia. Una historia que
pareciera no pertenecerle y que padece con el sentimiento del estoico.
¡Los
hombres contra la libertad de otros hombres!
El hombre imposibilitado para elegir y decidir por cuenta propia. La
autodeterminación puesta a prueba.
El cine ha
explorado desde sus inicios el tema de la libertad preguntándose por todas sus
posibilidades. Lo ha hecho cuestionando el determinismo
genético en la ciencia ficción indagando si es verdad que la libertad les
pertenece sólo a los hombres o también puede ser una cualidad de la naturaleza
del androide, como fue el caso de Blade Runner; también está el determinismo
sociológico, en cintas como Kafka en las que el hombres está determinado por la
situación social y le es imposible romper las barreras impuestas por la
burocracia; cintas como Psicosis americana, reflejan el determinismo
psocilógico al que se enfrentan los enfermos mentales que no controlan sus
pulsiones y su libertad es coartada por impulsos inconscientes; existen casos
como Mi camino de Sueños de Gust van Sant que exploran el determinismo
dialéctico: que se define como el conocimiento de la necesidad en la que los
protagonistas no pueden autorrealizarse porque les es fundamental encontrar su
origen y comprender con ello, porque nacieron condenados a vivir una vida con
la cual no se sienten satisfechos.
La
libertad proyectada en The Shawshank Redemption, es
aquella que retoma la premisa de Sastre que dice: “No somos libres para dejar
de ser libres”. El hombre con sus actos, se moldea, se configura, estructura su
naturaleza, la libertad es fundamental a todo hombre y no puede renunciar a
ella. Pero, ¿qué ocurre cuando es otro el que me lleva a renunciar del mundo y
orientar la propia vida a vivirla sin sentido?
¿Se puede ser libre desde la
cárcel?, ¿Puede alguien estar encarcelado y aún así actuar y vivir como
persona?
Para filósofos como Gevaerte, “la
Libertad concreta y encarnada no puede existir más que afirmándose y
expresándose en un proceso de liberación, superando a las viejas esclavitudes
en la medida en que son reconocidas como tales y creando nuevas estructuras en
las que se garanticen mejor el reconocimiento y la expansión de la plenitud
humana”. Es decir, el hombre no puede ser libre si sus límites naturales,
morales y jurídicos han sido quebrantados.
The Shawshank Redemption es una
interesante cinta para reflexionar sobre el valor que tiene la libertad, cuando
esta es limitada y eliminada del horizonte humano. Veamos pues, cómo es que el
hombre puede llegar a ser el arquitecto de su propio destino, si el mal
encarnado por los hombres impiden que la persona realice su propio proyecto
existencial.