La libertad no es una posesión - Hipermediatizaciones: Hiperconexiones y remediaciones entre signos y palabras

Textos especializados en Comunicación Digital, Ciencias Sociales, Literatura, Poesía, Humanidades Digitales y Culturas Juveniles. Sitio personal del Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Expresidente de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, AMIC y Ex presidente del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación.

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miércoles, 11 de junio de 2014

La libertad no es una posesión

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Por: Jorge Alberto Hidalgo Toledo

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“La libertad no es una posesión, sino una conquista. La esencia de la libertad es la lucha; no procura aplacar, sino agudizar, no ir a la deriva, sino apremiar la evidencialidad” Solía decir Kart Jaspers.

La libertad como conquista, la libertad que se realiza en comunidad, la libertad que lleva al hombre a la autorrealización y que nos hace ser más hombres es el gran tema de fondo que se exhibe en la cinta  The Shawshank Redemption (Cadena Perpetua), en la cual un joven banquero es condenado a cadena perpetua por el asesinato de su mujer y el amante de ésta. Poco a poco, Andy, el protagonista se gana el respeto de los demás reclusos y la amistad de Red, que dirige el mercado negro de la prisión. Andy adquiere ciertos privilegios por resolver problemas fiscales a los guardias así como al Alcaide, para quien organiza una extensa red de corrupciones políticas. Andy se entera por otro recluso de que el verdadero asesino de su mujer está encerrado en otro penal, por lo que pide que se reabra su caso. El Alcaide ordena entonces asesinar a este nuevo recluso para evitar la marcha de Andy y que salgan a la luz sus sucios negocios. A partir de ese momento Andy pierde todos sus privilegios, por lo que decide jugarse le todo por el todo y aprovecha los servicios que el Alcaide todavía requiere de él para recuperar su honor y su libertad.
            La reflexión emprendida por el director Frank Darabont, inspirada en el guión de Stephen King, resulta muy interesante cuando el espectador pone en tela de juicio la posibilidad de la conquista de la libertad en un estado de presión.
            El tema de la libertad se ha vuelto un atractivo singular en los últimos años en la cinematografía mundial. Cintas como La libertad de Lisandro Alonso, Deseando libertad de Andy Cadiff, Dulce libertad de Alan Alda, y la misma trilogía de Kristof Kieslowski (Azul, Blanco y Rojo) son una prueba contemporánea de que el hombre insiste en el tema, porque es capas de luchar por ella hasta la muerte.
            Desgraciadamente, a nivel temático se cree que con la libertad todo se justifica ya que es el ideal de la realización humana. En algunas de las cintas podemos ver cómo se insiste en la lucha por la libertad de los negros, las mujeres, los trabajadores y en el caso de nuestra cinta, por la propia libertad.
            En las circunstancias injustas que vivirá nuestro protagonista, lo llevarán a cuestionar los sistemas judiciales, el destino, la propia acción humana y cuanto de todo de ello se entremezcla para someterlo al engranaje de la historia. Una historia que pareciera no pertenecerle y que padece con el sentimiento del estoico.
            ¡Los hombres contra la libertad de otros hombres!  El hombre imposibilitado para elegir y decidir por cuenta propia. La autodeterminación puesta a prueba.
            El cine ha explorado desde sus inicios el tema de la libertad preguntándose por todas sus posibilidades. Lo ha hecho cuestionando el determinismo genético en la ciencia ficción indagando si es verdad que la libertad les pertenece sólo a los hombres o también puede ser una cualidad de la naturaleza del androide, como fue el caso de Blade Runner; también está el determinismo sociológico, en cintas como Kafka en las que el hombres está determinado por la situación social y le es imposible romper las barreras impuestas por la burocracia; cintas como Psicosis americana, reflejan el determinismo psocilógico al que se enfrentan los enfermos mentales que no controlan sus pulsiones y su libertad es coartada por impulsos inconscientes; existen casos como Mi camino de Sueños de Gust van Sant que exploran el determinismo dialéctico: que se define como el conocimiento de la necesidad en la que los protagonistas no pueden autorrealizarse porque les es fundamental encontrar su origen y comprender con ello, porque nacieron condenados a vivir una vida con la cual no se sienten satisfechos.
            La libertad proyectada en The Shawshank Redemption, es aquella que retoma la premisa de Sastre que dice: “No somos libres para dejar de ser libres”. El hombre con sus actos, se moldea, se configura, estructura su naturaleza, la libertad es fundamental a todo hombre y no puede renunciar a ella. Pero, ¿qué ocurre cuando es otro el que me lleva a renunciar del mundo y orientar la propia vida a vivirla sin sentido?
            ¿Se puede ser libre desde la cárcel?, ¿Puede alguien estar encarcelado y aún así actuar y vivir como persona?
            Para filósofos como Gevaerte, “la Libertad concreta y encarnada no puede existir más que afirmándose y expresándose en un proceso de liberación, superando a las viejas esclavitudes en la medida en que son reconocidas como tales y creando nuevas estructuras en las que se garanticen mejor el reconocimiento y la expansión de la plenitud humana”. Es decir, el hombre no puede ser libre si sus límites naturales, morales y jurídicos han sido quebrantados.

            The Shawshank Redemption es una interesante cinta para reflexionar sobre el valor que tiene la libertad, cuando esta es limitada y eliminada del horizonte humano. Veamos pues, cómo es que el hombre puede llegar a ser el arquitecto de su propio destino, si el mal encarnado por los hombres impiden que la persona realice su propio proyecto existencial.

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