Ética mediática y la elección moral - Hipermediatizaciones: Hiperconexiones y remediaciones entre signos y palabras

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Textos especializados en Comunicación Digital, Ciencias Sociales, Literatura, Poesía, Humanidades Digitales y Culturas Juveniles. Sitio personal del Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Expresidente de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, AMIC y Ex presidente del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación.

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domingo, 4 de mayo de 2014

Ética mediática y la elección moral

La elección moral
Jorge A. Hidalgo Toledo

Los profesionales de los medios de comunicación están permanente expuestos a dilemas morales, desde la implicación derivada de la protección de fuentes, el periodismo encubierto, la obtención ilegal de información, las cámaras escondidas Ante ello surge el cuestionamiento obligado: ¿cómo tomar decisiones éticas que deriven en un impacto positivo en las personas e instituciones? La clave está en la justificación moral de toda decisión tomada.
         Cees Hamelink, en su texto Media ethics and the issue of moral choice (2000) ofrece una serie de claves reflexivas para la toma de decisiones éticas partiendo de que existe quienes toman decisiones previas al acto y otros después de una profunda reflexión filosófica. Incluso anota la sensación preexistente de una conciencia moral colectiva que guía el actuar de los hombres.
         En la búsqueda de una clave para la argumentación y justificación de las acciones plantea dos aproximaciones:
1)    La deontológica: basada en el derecho o el deber
2)    La utilitaria-consecuencialista: basada en los efectos
Para ambas posiciones distingue el acto y la regla.
El acto deontológico está soportado en la intuición, en una especie de sentimiento moral que guía a las personas. Su fallo está en que sólo responde a intereses personales, guarda un alto nivel de arbitrariedad y es difícilmente justificable ante los demás.
La regla deontológica se soporta en principios morales que pueden orientar las decisiones morales; explora en situaciones concretas. Se articulan por lo general en Códigos de conducta. La naturaleza genérica de estas reglas no permiten una observación particular aplicable a circunstancias y situaciones concretas. Reglas diversas en un mismo código pueden no ayudar a justificar las decisiones y mucho menos a identificar cómo deben operar las excepciones. El problema mayor se ubica cuando ninguna de estas reglas se contempla como válida para los casos concretos que enfrentan los comunicadores. Pese a esta gran limitación, pueden servir como instrumentos para orientar a grupos profesionales autónomos sugiriendo principio que legitimen y aporten credibilidad a quienes intentan practicarlos.
El acto utilitario-consecuentalista: es un método casuístico fundado en reglas generales y principios aplicados a casos de la vida real. El problema que enfrenta esta posición deriva del cuestionamiento de ¿quién define las consecuencias óptimas de cierta elección?, ¿cómo determinar las consecuencias óptimas en diferentes condiciones y diferentes agentes morales?
La regla utilitaria-consecuentalista: parte de la idea de que el comunicador puede encontrar suficiente similitud entre las situaciones y las reglas generales. Sin embargo, al igual que el acto utilitario-consecuentalista no existe una comprensión inequívoca de lo que constituye lo mejor para el mayor número de personas. No obstante este fallo, quienes practican este método se toman muy enserio las consecuencias de sus decisiones. Paradógicamente, la mayor parte del tiempo las personas no pueden saber las consecuencias de sus actos lo cual implica un riesgo muy alto por terminar justificando situaciones inmorales.
Ante los dilemas planteados por estas dos posiciones Hamelink ofrece una tercera alternativa que concibe la moralidad como un instrumento socialmente envolvente que parte de un contexto cultural específico. Esta aproximación contextual adopta la idea de que los problemas morales deben ser resueltos dentro de las complejidades interpretativas de circunstancias concretas pertinentes, apelando a las tradiciones históricas y culturales, con referencia a las normas institucionales y profesionales así como en las virtudes, y apoyándose sobre todo, en el método de análisis comparativo de casos (2000: 309).
Esta aproximación ética rechaza el método deductivo y prefiere el inductivo. El primer paso que propone es la comprensión a detalle de la decisión básica en el acto concreto en vez de iniciar con una teoría moral general o un principio moral general que pudiera aplicarse al caso concreto. Posteriormente propone un análisis comparativo de las decisiones tomadas en situaciones similares. Acto seguido se debe pregunta de las orientaciones axiológicas institucionales y culturales identificando todas las posibles consecuencias.
La contribución de esta perspectiva ética a la comunicación se ubica en la reflexión crítica, sistemática, robusta y transparente de la toma de decisión. Así mismo ofrece una justificación pública del proceso moral  que se emprendió con gran responsabilidad.
Esta posición puede también denominarse como con procedimiento responsable dado que tiene tres características que así lo confirman: 1) Las personas involucradas en la toma de decisiones pueden aceptar sin problema alguno, un rendimiento de cuentas por parte de las audiencias; 2) Los procedimientos implican una cuidadosa reflexión de los múltiples intereses involucrados en la decisión; 3) el procedimiento es tranparente, reiterativo e institucional, tanto que permite a todos los actores externos conocer y comprender la lógica que está detrás (2000: 310).
El mismo Hamelink hace una apuesta por una ética dialógica como una vía metódica y crítica de reflexión. Implica un diseño metodológico que derive en una exposición dialogada y transparente de la toma de decisión ante todas las voces involucradas. La metodología que propone para ello es:
1.    La ética dialógica no se aleja de un consenso en los valores morales fundamentales, pero busca soluciones a la disputa moral entre todos los intereses involucrados.
2.    El diálogo concibe la existencia de múltiples soluciones.
3.    La capacidad de diálogo necesita ser aprendida y ejercitada. La práctica cotidiana ayuda a las personas a sensibilizarse con argumentos morales.
4.    Es importante que todos los involucrados tomen una posición seria desde un inicio.
5.    Es vital contar con un protocolo en el que se ubique todo el proceso de toma de decisión.
6.    Hay que contar con una guía de preguntas que orienten la reflexión y en las que se contemplen las alternativas de solución y los intereses de los involucrados.
Sin duda esta propuesta de orden teleológica y conciliadora de intereses propuesta por Hamelink, se fundamenta en demasía en una visión consensual misma que no puede ser el soporte de una visión ética que apele a la dignidad de la persona humana más que a la lógica del mercado o los intereses sociales de quienes se ven involucrados en los procesos de toma de decisión. Mucho menos en el caso de los medios de comunicación de un país o una comunidad.
        

Referencias:
Hamelink, C. (2000). Media ethics and the issue of moral choice en Media ethics: opening social dialogue de Bart Pattyn. Bélgica: Peeters


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