Los Justificadores ético-políticos del arte - Hipermediatizaciones: Hiperconexiones y remediaciones entre signos y palabras

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Textos especializados en Comunicación Digital, Ciencias Sociales, Literatura, Poesía, Humanidades Digitales y Culturas Juveniles. Sitio personal del Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Expresidente de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, AMIC y Ex presidente del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación.

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viernes, 2 de mayo de 2014

Los Justificadores ético-políticos del arte

Jorge A. Hidalgo Toledo

Interesante planteamiento de Juan Acha, al querer convertir las estetologías en un apartado de la axiología. No cabe duda, que su preocupación estética, va más allá de los valores plásticos e intenta hacer del arte, una herramienta para explorar la naturaleza humana y social. No obstante, las categorías que aporta, han dejado de lado aspectos antropológicos en el emisor y el receptor para enfocarse sólo en lo social. Bien podría convertirse en un añadido de la antropología filosófica la aportación de Acha y más cuando consideramos, que en el logos creador, también se encuentra la morada del ser, como planteaba Heidegger.
En su texto, Juan Acha, además de ofrecernos algunos justificadores ético-políticos de su estetología, incluye una tipología de “ismos” que nos permiten entender el desarrollo de las artes y los movimientos que han participado en la educación de nuestra sensibilidad.
La estetología necesita justificar los conocimientos que van produciendo de la realidad estética en sus aspectos sociales y psíquicos, estéticos y económicos, artísticos y temáticos, artesanos y diseñiles.
Los justificadores son los que moralizan y sentimentalizan cualquier postulado intelectual; devienen sentimientos que se recluyen en la oscuridad de la irracionalidad del hombre común. Son procesos ideológicos vinculados a las ideologías dominantes.
También las razones estéticas, sistémicas y temáticas son sentimentalizadas y moralizadas (el pathos domina al ethos y ambos al logos). Nuestras elecciones se hallan impulsadas por motivaciones axiológicas, centradas en la permanencia (tradicionalismo) o el cambio (vanguardismos) orientaciones teleológicas (individualismos o colectivismos) y móviles profesionales (purismos o instrumentalismos del producto).
Nacionalismos: se requieren los sentimientos nacionalistas para cohesionarnos; sentimientos que sólo ven la unidad geográfica, política y jurídica; hacen caso omiso a las disparidades nacionales. Cohesionan a los hombres y a la vez distorsionan la realidad colectiva. Puede hacer de los elementos locales valores.
Internacionalismos: parten del placer que produce participar en el uso de los nuevos bienes culturales producidos por los países desarrollados. Apelan, para justificarse, a los nacionalismos, y a la ética universalista de la hermandad humana como lo más importante. Tal ética es un imperativo intelectual que nunca llega a la sentimentalización nacionalista.
Elitismos: Existen cuando a las minorías se le atribuyen cualidades sobrenaturales. La autoelitización produce vedetísmo. El término elitismo lo empleamos como reproche a los bienes estéticos de ardua accesibilidad y de rupturas radicales.
Populismos: Son de carácter demagógico y despiertan sentimientos socialistas en los aficionados al arte. Acostumbran atribuirle, a los bienes estéticos, beneficios populares o de fácil legibilidad. Recurren siempre a la idea o a l promesa de popularizar a las artes como si todo fuese cuestión de producir obras de lectura fácil y de transportarlas a los sectores populares. Lo único popularizable es la educación artística. Siempre será una minoría el público de cada arte. El didactismo populista favorece a las obras de arte conservadoras. El valor de un bien cultural no reside en su lectura fácil, sino en si favorece o no a los intereses populares.
Tradicionalismos: Encuentra su razón en el amor al pasado y la premisa: todo tiempo pasado fue mejor. Con el modernismo llegó a convertirse en anacronismo y misoneísmo.
Vanguardismos: Con el modernismo vino la fruición en la novedad o actualidad, traducida en desarrollismo. Su versión exagerada es la neomanía o culto a la novedad, como síntoma seguro de modernización y mejora. No toda innovación es útil.
Individualismos: El Renacimiento moldeó al individuo. El aprecio al individuo lleva en ocasiones al mesianismo; el esperado individuo genial que resuelva todo. El individualismo narcisista niega la colectividad.
Colectivismos: Enfatizan la importancia de la colectividad en la circulación y tasación de los bienes estéticos, se puede confundir con populismo. Se puede traducir en las masas, fenómeno de naturaleza consumista.
Purismos: las vanguardias se justificaron al haber llegado a lo puramente estético, artístico o pictórico. Hay una ética de la pureza y lo sustancial, lo específico y el fin.
Instrumentalismos: responde a las funciones prácticas al lado de las estéticas. Suele ir unido a los colectivismos y populismos.
Tecnocratismos: propio de los países desarrollados. Miden el valor estético según las vinculaciones con los avances y el predominio de la tecnología. Los tecnocratismos sirvieron para justificar muchas tendencias estéticas de corte tecnológico.
Naturismos: Parte del espíritu romántico y de posición antimaquinista donde se legitiman y prestigian a los bienes culturales con la naturaleza. La salvación del hombre va junto con la de la naturaleza.
Todos los justificadores son formas retóricas de persuasión.
Pertenecen  al vocabulario de quienes buscan legitimar y prestigiar algo. Su fuerza está en ser éticas sentimentalizadas; no importa si rompen indisolubles pares dialécticos de la realidad. Los justificadores terminan manipulando y son propios de actitudes maniqueístas, centristas y monolíticas que ignoran las matizaciones, pluralidades y heterogeneidades de las realidades.
De estos circuitos de producción de nuevas necesidades estéticas, salen los textos que legitiman y prestigian a los bienes estéticos y que van a circular en circuito de difusión y en el comercial; como modos o medios sensoriales, sensitivos e intelectuales de producción, distribución y consumo.

Los justificadores desempeñan un papel decisivo y operan en perfecta simbiosis entre sí y con las ideas estéticas, sistémicas y temáticas de cada uno de los bienes estéticos.

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