Jorge Alberto Hidalgo
Toledo
Internet, ese fabuloso
vehículo de comunicación bidireccional,
descentralizado y más
autorregulado que censurado y que ha permitido el comercio global, la
comunicación sin fronteras y el
conocimiento colaborativo, al igual que muchos medios, cuenta con un origen aún más sorprendente que su propia
naturaleza.
Sustentado en las
concepciones teóricas
del “Mito fundacional”[1] y la “ruta de la creación”[2] posee como todo buen
mito, en su estructura de actantes, a héroes solitarios y visionarios emprendedores
que supieron conectar computadoras a una gran red de beneficios generando una
matriz de conocimiento similar a la biblioteca de Alejandría.
Pese a que todo apuntaba
para que no pudiera nacer, Internet es el resultado de la perseverancia, las negociaciones
y una cadena de sucesos interrelacionados que permitieron en modo articulado,
sentar las bases para su origen. Su historia y evolución es producto de una
serie encadenada de accidentes fortuitos. La búsqueda de una red que no
pudiera ser controlada por el enemigo (militar); la curiosidad y los esfuerzos
comerciales de un grupo de emprendedores; y los fallidos intentos de control y
manipulación de los gobiernos; gestaron
en su conjunto un remarcado y robusto mito al rededor de esta tecnología que es un ejemplo claro
de la ruta de la dependencia y la creación.
El
origen
La historia de Internet
comienza en 1960 cuando el ingeniero en psico-acústica del MIT, J. C. R.
Licklider se convirtió en
un fanático tecnológico y publica los textos
“Man-computer simbiosis” (1960) y “The computer as a
communication device”
(1968). Licklider tuvo la idea visionaria de una “librería del futuro” y una “red intergaláctica de computadoras” (1965). Estas ideas lo
llevaron a encabezar la Oficina de Técnicas del Procesamiento de la Información (Information Processing
Techniques Office, IPTO) del departamento de Defensa.
Fundada por el
Departamento de la Defensa, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (Advanced
Research Projects Agency, ARPA) y apadrinada por un grupo de administradores
que realmente confiaban en el proyecto, se estructura la primera conexión de equipos de cómputo. Los trabajos de
Licklider y otros investigadores florecieron al encontrarse al margen de las
políticas de revisión de pares y el control
permanente de las autoridades. ARPA logró crear “centros de excelencia” en universidades como
MIT, Stanford y SRI Internacional favoreciendo que las mentes más brillantes de la nación americana trabajaran en
sus laboratorios persiguiendo un mismo fin.
La red sobrevivió gracias a la dedicación y persistencia de una
comunidad sustentada en una filosofía meritocrática abierta. Muchos de
esos principios son los que hoy soportan varias de las formas más vitales de la innovación tecnológica como lo son el software de código abierto (Linux,
Firefox), el acceso libre al conocimiento (Wikipedia) y las redes sociales
(Facebook y Twitter).
En la misma década de los sesenta, Paul
Baran en la Empresa RAND previó el envío de paquetes de
información en modo descentralizado
para evitar la “decapitación” de la red durante la
guerra. Donald Davies trabajaba en un desarrollo similar para construir una red
civil financiada por el British National Physical Laboratory. Las ideas estaban
en el aire y fue la interconexión de éstas lo que permitió que Larry Roberts, jefe
de proyecto de ARPA, las descubriera. Bolt, Beranek y Newman (BBN), fueron los
que ganaron el contrato para poner en red todos los laboratorios de ARPA. Fue
el equipo de la BBN los que desarrollaron la Interfaz Procesadora de Mensajes
(Interface Message Processor, IMP) hoy conocida como ruteador; es decir un codificador y decodificador de paquetes de
información. Se empleó para la conexión de las computadoras la
línea telefónica, lo que permitió que en 1969 se
articularan cuatro laboratorios de ARPA; dos años más tarde se expandió por el continente y en
1973 existían 40 nodos con enlaces
satelitales a Hawaii y Noruega. Curiosamente, la fantasía de una sola computadora
sirviendo a todo el país
nunca se materializó.
A principio de la década de los setenta,
Robert Kahn y Vint Cerf, conocidos como los padres de Internet, desarrollaron
el protocolo de internet (TCP/IP, Transmission Control Protocol and Internet
Protocol) que fue realmente lo que permitió la enlazar las
computadoras de múltiples
redes. A la par del desarrollo del protocolo TCP/IP, la International Standards
Organization (ISO) habían
desarrollado el protocolo Open Systems Interconnection initiative X.25 (OSI);
no obstante los esfuerzos de la estructura burocrática de ISO, la apropiación del TCP/IP por parte de
empresas como Sun Microsystems forzaron a la modificación del protocolo. Este fue
el primero de los grandes logros: la inteligencia venciendo a las
corporaciones.
Es en 1980 cuando, gracias a la negociación internacional de estándares y protocolos permitió la recentralización de la red y ponerla a
disposición del control
gubernamental. Dichos protocolos fueron desarrollados por el Network Working
Group bajo la lógica
de “solicitud de comentarios”. Esta discusión colaborativa permitía avances rápidos, robustos y
consensuados.
Los primeros productos de la internet: correos electrónicos y grupos de
noticias estaban empapados de esta filosofía liberal, meritocrática y de gran libertad
de expresión fue ampliamente
celebrada por la contracultura.
En la década de los noventa se dio la coronación de Internet gracias a
la World Wide Web que permitió a millones su acceso al conocimiento
humano.
Paul Edwards hace ver la imposibilidad del surgimiento de
Internet por el trabajo solitario emprendido por sus creadores ya que ninguna
compañía estaba dispuesta a
financiar un proyecto que en su propia naturaleza minaba los intereses de las
grandes corporaciones colocando en el centro a los individuos.
Sin embargo, gracias al prolongado financiamiento dado desde
ARPA se pudo crear una red computacional libre de restricciones, formas
centralizadas y controlada por compañías que tienden a frenar la innovación con tal de proteger su
capital.
En síntesis,
¿cuál fue el contexto de
desarrollo de Internet? Además del trabajo de científicos brillantes
trabajando durante décadas
por desarrollar aplicaciones y protocolos, Internet fue posible gracias al
ambiente computacional de la época y a las profundas creencias sobre el
impacto que la tecnología y
el trabajo en red generarían en la economía.
Es importante aclarar que
la historia de Internet no es la prueba de un determinismo tecnológico sino la articulación de varios elementos que
estructuraron este mito poderoso. Tales accidentes entrelazados son:
1)
Las motivaciones en conflicto entre usuarios y
productores;
2)
Los incentivos financieros y sociales que produjo la
adquisición tecnológica y la incorporación de las computadoras en
el mercado laboral;
3)
Las visiones y principios contradictorios a los diseñadores de ARPANET;
4)
El asombroso paralelismo entre internet y las primeras
tecnologías de trabajo en red;
5)
La ley de Moore[3];
6)
La ley de Grosch[4] y la promesa del ahorro de
tiempo;
7)
La reducción de costos de los equipos para tener
computadoras personales;
9)
La aparición de los burós de servicio de cómputo de IBM, General
Electric y University Computing Company (UCC), TYMNET, CYBERNET, CompuServe que
homogeneizaron la red y la economía modificando el modelo del uso
informacional por el de producto de consumo.
10)
El desarrollo de protocolos (FTP/IP, ASCII) para el
intercambio de información y comunicación multiplataforma
11)
El desarrollo del correo electrónico, los grupos de
noticias Usenet, listas de correo, el sistema de tablero de avisos y el uucpp
(Unix to Unix Copy) como un impulsor del fenómeno ARPANET.
12)
El desarrollo de aplicaciones y servicios con fines
corporativos y comerciales.
13)
La aparición de la red académica BITNET en 1981
empleando el correo electrónico, las listas de correo, transferencias
de archivos, mensajería
instantánea.
14)
La publicación de la novela Neuromante de William Gibson y su concepto de ciberespacio en 1984.
15)
El que Unix se convirtiera en el estándar de sistemas de cómputo académico y de centrales de
trabajo.
La historia de internet guarda un fuerte paralelismo con la
historia de la tecnología;
siguen todas las historias de los medios un patrón similar: Inician con un
sistema propietario, incompatible y muy competido. Posteriormente alguien crea
una alternativa o puerta de enlace
que facilita que estos sistemas interactúen en modo de red. Finalmente redes
incompatibles conforman una red. Este proceso no es producto de la tecnología per se; sino por la demanda de los usuarios que frecuentemente
encabezan el proceso a través de innovación directa y por su
cuenta.
Las puertas de enlace,
que no son otra cosa que convertidores que conectan los sistemas incompatibles,
son la clave para la transición de sistemas a redes. Los convertidores
implican la creación
de estándares, reglas, leyes,
instituciones y lenguajes.
La historia de las computadoras siguió dicho patrón; inicialmente las
computadoras fueron meras calculadoras; con el paso de los años, las personas
empezaron a conectarlas, el resultado fue la configuración de una red. La historia
es el paso del sistema a la red, y de la red a la web. Internet es
verdaderamente una revolución; el producto de un esfuerzo generacional
de miles de brillantes y dedicadas personas. En la lógica común, no debería haber ocurrido; sin
embargo, a pesar de su dificultad, su nacimiento por complejo que resulte fue
totalmente inevitable.
Lo que favoreció el desarrollo, en primer lugar, es que en
su mayoría los diseñadores de computadoras,
también eran usuarios
comprometidos; que resolvieron todos los problemas de usabilidad, generando
entre ellos un círculo
virtuoso en el que los programadores seguían buscando nuevas formas de mejorar el
desempeño de las computadoras. La
segunda gran razón
se encuentra en la ley de Moore que ha permitido computadoras más pequeñas y baratas.
Las computadoras son máquinas del lenguaje al igual que las
personas. Nuestra característica más humana, nuestra
necesidad de comunicar cualquier cosa, todo el tiempo, tarde o temprano hubiera
producido una red galáctica
como aquella en la que estamos soportados hoy en día (Edwards, 2010).
Referencias:
Edwards,
P. (2010) “Some say the internet should never have
happened” en Russell Neuman, W. (Ed.), Media, Technology and society: theories of
media evolution. Draft Manuscript, Michigan: University of Michigan Press
Russell
Neuman, W. (2010) “Theories of media evolution” en Russell Neuman, W. (Ed.), Media,
Technology and society: theories of media evolution. Draft Manuscript, Michigan:
University of Michigan Press
[1] Todas las historias requieren de héroes; la Historia, como toda narrativa,
también. Las generaciones pasan su saber acumulado a los sucesores en un
formato fácil de recordar: la narrativa. La historia de los medios también
puede ser vista como una tradición de heroísmos; y es que detrás de toda
innovación exitosa el esfuerzo del hombre es reconocido como un triunfo, y el
triunfador, como alguien que se eleva por encima del común de las personas. En
la concepción teórica del mito fundacional los héroes son ese segmento
exclusivo de la esfera pública que abandera la innovación, la competencia y el
emprendedurismo. En esa categoría se incluyen a inventores, innovadores,
inversores, funcionarios públicos perspicaces, defensores de la política,
investigadores, filósofos y emprendedores. Los villanos pasan a ser los las
escépticas fuerzas conservadoras que protegen enérgicamente sus utilidades; así
como todos los que se resisten al cambio. El mito fundacional termina siendo
una creación de narrativa heroica a posteriori para explicar algún fenómeno; en
este caso, el de internet. (Neuman,
2010)
[2] El modelo de la “ruta de la dependencia” al implicar una visión
determinista y de concentración política y económica más que de un bloqueo
técnico es re-conceptualizado por Neuman y Edwards como una “ruta de la
creación” que marca la dirección de la innovación encauzada por circunstancias
históricas, las actuales capacidades técnicas y por las decisiones que terminan
sesgando a otras. (Neuman, 2010)
[3] Articulada en 1965, predecía que el número de transistores en un chip de
silicio se duplicaría aproximadamente cada 24 meses.
[4] Herbert Grosch, de la Universidad de Columbia, afirmó: “El desempeño de
una computadora varía al cuadrado de su precio” y “el costo promedio de las
computadoras desciende al cuadrado del poder del sistema”. La ley de Grosch
desplegó dramáticamente la economía de escala de las computadoras. “Duplica tu
sistema de cómputo y podrás adquirir cuatro veces más poder” afirman los seguidores
de Grosch. El pensamiento de Grosch estuvo presente en la literatura científica
hasta entrados los 80. Se pensaba que la centralización ahorraba dinero y que
entre más se tuviera mejor.
[5] Los usuarios interactúan con computadoras centrales compartiendo
programas, librerías de recursos e información vía computadoras centrales.