Ontología de la Verdad - Hipermediatizaciones: Hiperconexiones y remediaciones entre signos y palabras

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Textos especializados en Comunicación Digital, Ciencias Sociales, Literatura, Poesía, Humanidades Digitales y Culturas Juveniles. Sitio personal del Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Expresidente de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, AMIC y Ex presidente del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación.

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domingo, 4 de mayo de 2014

Ontología de la Verdad

Los medios como difusores de la verdad
Jorge A. Hidalgo Toledo

Verdad y representación. ¿La verdad como construcción gramatical; como consenso significativo? ¿Qué es la verdad y cómo explicar su condición verdadera? ¿Cuál es su fundamento y sustancia?
         Niceto Blázquez en su libro La nueva ética en los medios de comunicación: Problemas y dilemas de los informadores, da cuenta de uno de los ejes fundamentales de la Teoría General de la Información (TGI) e indaga en la denominada "verdad informativa". Para ello explora la concepción tomista y realista de la verdad (por ser Santo Tomás, quien culminara la sistematización de la reflexión metafísica de la Verdad) dada la capacidad de la mente humana para conocer y aprehender la verdad y la posibilidad de difundirla a través de la acción comunicativa.
         La Verdad según explica Blázquez, se revela al hombre en las cosas, hechos, objetos y fenómenos de la vida. La propia naturaleza está facultada para conocer la realidad y enjuiciarla. Es el juicio quien aprehende, compone, divide, define y enuncia, identificando la verdad y falsedad de los hechos. La acción comunicativa, mediante el lenguaje y sus signos, debe lograr adecuar los hechos, el mensaje emitido y recibido; es ahí cuando hablamos de la verdad comunicativa.
         La palabra es la vía para desvelar el ser real de las cosas y los acontecimientos, la validez del lenguaje humano está en su capacidad para dotar de significado lo real. He ahí el corazón de la afirmación de Heidegger, el logos como morada del ser.
         El hombre como "sujeto hambriento de verdad" (Blázquez, 2002: 323), se sabe explorador de la realidad e insaciable descodificador de los signos de la vida. Es en la complejidad de la realidad donde el entendimiento humano se somete a pruebas para conocer el ser de las cosas y captar la verdad como la esencia misma. Es pues, la verdad, la esencia de las cosas; es la realidad el fundamento de la verdad. Y así lo afirman desde San Agustín, Boecio y Aristóteles: "lo verdadero es exactamente lo mismo que el ente" (Blázquez, 2002: 325); es aquello que es.
         El entendimiento capta a través de los sentido al ente o la cosa; posteriormente lo define como algo indivisible. El ser cognoscente asimila la cosa conocida, la enjuicia, la adecua, afirma, conoce y comunica.
         A fin de aclarar este proceso de aprehensión de la verdad, a continuación se presenta un modelo que permite comprender las fases del entendimiento:
Diagrama 1
El proceso de la aprehensión de la verdad
Fuente: Propia basada en Blázquez, 2002
         A todo ello, Blázquez nos dice que la verdad y lo verdadero puede definirse de tres maneras: "1. Atendiendo a lo que precede a la razón de verdad y en lo que se funda lo verdadero. 2. Atendiendo a aquello que realiza formalmente la razón de verdadero y 3. Atendiendo al efecto consiguiente" (Blázquez, 2002: 327).
         Así nos ofrece un catálogo de definiciones de la verdad pasando desde la atribuida a Isaac Israelí, la de Avicenas, San Anselmo, San Hilario y el mismo Santo Tomás. Queda claro entonces que la adecuación o inadecuación se da en el entendimiento; que lo verdadero está más en el juicio que en las cosas. Ya lo dice Blázquez: "La verdad y la falsedad no tiene lugar propiamente hablando por relación a lo simple o incomplejo, sino en la relación de adecuación o inadecuación entre el entendimiento y las cosas, lo cual supone complejidad" (2002: 332).
         De estar la razón de verdad en el entendimiento y no en los sentidos ni en la cosa extramental ¿qué hay de las personas cuyo juicio no está formado, del lisiado o el incapacitado mental?
         Si "el concepto de vedad supone siempre una adecuación o conformidad entre la facultad cognoscitiva y el ser real de las cosas (...) Si la verdad es una afirmación o negación conforme a la realidad. La falsedad, por el contrario, es una afirmación o negación no conforme a la realidad. De donde se sigue que la verdad y la falsedad no existen en las cosas, sino en el pensamiento" (Blázquez, 2002: 331-332), ¿dónde se gesta el relativismo, en la manipulación informativa, la deliberada inadecuación o en la intersubjetividad?
         Si la verdad informativa depende del entendimiento del Informador y su capacidad expresiva para comunicar con suma adecuación los hechos y la realidad; y, el ciclo del entendimiento se completa cuando el receptor vuelve a enjuiciar la realidad, ¿cómo identificar la falsedad en el proceso de mediación? ¿Existe la posibilidad la construcción de la mentira como un contexto socio-cultural de significación premediación? ¿Es suficiente la formación profesional ética del comunicador para la divulgación de la verdad o, por el contrario, se requiere de una alfabetización metafísica y mediáticas de las audiencias para que éstas puedan decodificar la verdad en toda acción comunicativa?
         Jürgen Habermas en su texto Teoría de la Acción Comunicativa: Complementos y estudios previos, al explora la Teoría de la verdad, nos presenta dos teorías: la verdad como correspondencia y la teoría consensual de la verdad.
         La primera de ellas está soportada en la Teoría semántica de la verdad (la correcta reproducción de estados de cosas en enunciados) lo que reduce la verdad a la  simple invariabilidad de palabras, oraciones, emisiones, enunciados y afirmaciones. Así, lo verdadero es si refleja un estado de cosas y la afirmación de enunciados tiene que estar siempre justificada. Es pues la verdad una redundancia al darse una constatación metalingüística que apela la correspondencia entre lo observado y lo que es. Por tanto, toda pretensión de verdad debe discutirse y defenderse para que sea reconocida o afirmada. Ante esta visión teórica de la verdad ¿no se caería en un empirismo y pragmatismo radical? ¿Cómo demostrar aquello que se enuncia pero que no se puede justificar porque la ciencia misma aún no cuenta con las herramientas para hacerlo?
         Comunicar es pues, a la luz de esta teoría, intercambiar pretensiones de validez, argumentaciones, compartir contextos de acción y experiencia que sirvan para razonar o rechazar hechos y objetos de la experiencia. La legitimidad informativa, por tanta se gana en la medida que los argumentos dados por el periodista correspondan a los hechos, doten de sentido el relato y con ello, logre representar en la mente del receptor lo real. El territorio de la verdad es, según nos aclara Habermas, el ámbito del lenguaje. La verdad es un acto del habla. (Habermas, 1989: 118).
         La segunda teoría, la Consensual de la verdad, es para Habermas la conexión entre la Teoría crítica de la sociedad y la ética y, la soporta en tres tesis: "1) La verdad como pretensión de validez que vinculamos con los actos de habla constitutivos. 2) Las cuestiones de verdad sólo se plantean cuando quedan problematizadas las pretensiones de validez ingenuamente supuestas en los contextos de acción. 3) En los contextos de acción las afirmaciones informan acerca de objetos de la experiencia, en los discursos se someten a discusión enunciados sobre hechos. La idea de verdad sólo puede desarrollarse por referencia al desempeño discursivo de pretensiones de validez (...) La verdad de una proposición significa la promesa de alcanzar un consenso racional sobre lo dicho". (Habermas, 1989: 120-121). Como parte fundamental de las pretensiones de validez los actos de habla deben regirse por la inteligibilidad, verdad, rectitud y veracidad. Así, comunicar es buscar en modo cooperativo la verdad.
         ¿Con esto no se caería en que la verdad es una construcción consensuada? ¿Quién determina la autoridad moral de los sujetos discursivos? ¿Puede la verdad estar soportada en una acción dialógica, en la propiedad informativa, en las habilidades argumentativas, en el desempeño discursivo, en competencias comunicativas?
         Sin duda, tanto la pretensión de validez de Blázquez y Habermas se soportan en la racionalidad y en los modos de captación de la verdad por el entendimiento, lo que lleva a preguntar ¿los distintos tipos de verdad son producto de la subjetividad, intersubjetividad o a que la realidad guarda diversos niveles?
         Es importante hacer notar la distinción de verdad que ofrece Blázquez cuando nos habla de la verdad objetiva (la de la cosa) y la formal o subjetiva (producto del entendimiento). En ese anclaje o reflejo intelectual de la cosa con el entendimiento está la clave de la objetividad informativa. Es pues, función del medio un acercamiento certero del hombre con la realidad última del ser y de la vida, con la realidad inmediata y actual.
         La prioridad del medio no es sólo la mediación sino sino una meta-aprehensión y conocimiento de la realidad. Está en el informador hacer apetecible la verdad.
         En la parte final del capítulo de Blázquez profundiza en la falsedad y para su definición recurre a Aristóteles: "Falso se dice de aquello que parece ser lo que no es, o no ser lo que es" (Blázquez, 2002: 344). Así mismo indaga en la veracidad como virtud moral del sujeto en acción y define la veracidad como "adecuación o conformación de los signos expresivos, cualesquiera que ellos sean, con lo que sabemos o pensamos de nosotros mismos y de todo lo que cae en el ámbito de nuestro conocimiento" (2002: 350). Bajo esta premisa explora la presencia de la falsedad en la ética informativa ofreciendo diferentes acepciones que se podrían categorizar de la siguiente manera:
0.  Falsedad ontológica o absoluta: en la medida que algo no se ajusta a los cánones específicos que la inteligencia humana consagra. Ya sea por razón del significado o de la causa. Es una falsedad por correspondencia.
1.  Falsas apariencias: aquellas cuya apariencia semejan a otras pero no son.
2.  Falsedad en los sentidos o engaño: producto de l seducción de lo parecido captado por los sentidos. Tiene lugar en tres formas: 1) Primaria y directamente; 2) Directa, pero no primariamente; 3) Ni primaria ni directamente, sino de forma accidental. Esto se manifiesta en la realidad virtual que magnifica lo que no es pero parece ser.
3.  La Falsedad del entendimiento: la que se origina donde se forman los conceptos de verdadero y falso. Cuando la realidad es tan compleja y al pasar por el filtro del juicio el filtraje falsea la objetividad de las cosas.
4.  La Falsedad antiveraz: la que usa expresiones exageradas e insuficientes, excesivas y a destiempo.
5.  La Falsedad semiológica: la que reduce todo a representaciones y altera la significación; así no hay relación directa entre el signo y lo significado.
6.  La Falsedad imprudente: aquella que se aleja de la verdad negando lo que se sabe por no caer en la crudeza objetiva.
7.  La mentira: aquella falsedad expresada con la intención de engañar; falsificando de modo deliberado la verdad formal. Tiene tres acepciones: 1) Enunciar algo falso; 2) Voluntad de decir algo falso; 3) intención expresa de engañar a alguien. Resultando la Falsedad material, falsedad formal y la falsedad efectiva.
8.  La jactancia: consiste en sobrepasar las linde de la verdad. Se manifiesta en el ensalzamiento de uno mismo, al sobrestimar o exagerar la opinión que los demás tienen de uno; al hablar por encima de lo que realmente vale algo. Sus formas concretas son la soberbia, vanidad, arrogancia, prepotencia, autocomplacencia y autosuficiencia.
9.  La ironía: quedar por debajo del nivel de la verdad. Es una mentira por exceso de palabras, gestos e imágenes; enmarca la desinformación, la búsqueda de intereses personales, prestigio social, subjetividad informativa, uso y abuso de la información y el secreto profesional.
10.         La mentira hipócrita: es una simulación. Consiste en usar signos buenos con la mala intención de hacerse pasar por bueno y veraz ante los demás. Es una corrupción de la verdad. El engaño y la falsificación es la esencia de este aparentar y fingir. 
11.         La mentira tolerable: se expresa en dos vías: 1) la mentira jocosa que tiene como fin divertir y, 2) la oficiosa que opera en beneficio del prójimo o de uno.
         Con todo ello se concluye que la comunicación como exteriorización de lo que hay dentro del hombre debe guardar una proporción justa entre la objetividad o condición verdadera del hecho, la honestidad ética del emisor y la veracidad o sinceridad con que se emiten y difunden los hechos. Por tanto hay una correlación entre verdad y justicia; entre alteridad, comunicación y donación; entre equidad y honradez humana. Entre comunicación y confianza. Así nos dice: "Por el hecho de ser una animal social, un hombre debe naturalmente a otro hombre todo aquello sin lo cual la conservación de la sociedad serí imposible. Ahora bien, la convivencia humana no sería posible si los unos no se fían de los otros como de personas que en su trato mutuo dicen verdad" (Blázquez, 2002: 351).
         Así, comunicar es transmitir la verdad de la vida; es difundir la justicia; es observar y difundir con rectitud los actos para ampliar la condición virtuosa de lo humano.

Referencias:
Blázquez, N. (2002). La nueva ética en los medios de comunicación: Problemas y dilemas de los informadores. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos BAC.

Habermas, J. (1989). Teoría de la Acción Comunicativa: Complementos y estudios previos. Madrid: Cátedra

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