Jorge A. Hidalgo Toledo
Los medios están en el centro de las sociedades modernas y del poder económico y político. El derecho a comunicar es una demanda social actual que va de la defensa de la verdad, libertad, responsabilidad social todo en nombre de la democracia.
Robert White en su texto "Seven characteristics of the ethical: public communicator: protecting the quality of democratic communication" (2000) profundiza en las normas éticas del comunicador público y sus responsabilidades para garantizar la calidad de la comunicación en una sociedad democrática.
White retoma la noción ética clásica-griega referida al buen carácter y la posibilidad de participar en la escena pública más allá de los códigos de ética y de comportamiento. Dichos códigos son escritos a la luz de un consenso mínimo de las prácticas aceptables para mantener el buen nombre de la profesión. Así entienden que la calidad de una buena comunicación pública depende de la condición moral de cada persona. Es bajo esta premisa que nos ofrece siete características del comunicador público:
0. El comunicador como persona que demanda un foro público democrático.
1. El comunicador como persona que toma la iniciativa para hablar y exponer los tópicos de interés social.
2. El comunicador como persona con la obligación moral para construir una comunidad comunicante.
3. El comunicador como una persona con gran pasión por la difusión pública de la verdad.
4. El comunicador como una persona que busca y promueve la libertad de expresión.
5. El comunicador como una persona dedicada al desarrollo de una sociedad democrática y del bien común nacional.
6. El comunicador como una persona que facilita la participación directa de los ciudadanos
La democracia debe proveer a los ciudadanos el derecho a participar, a ejercitar su derecho a expresarse y contribuir a la esfera pública. Las comunidades per se se constituye a la luz del bien común, el brindar una mayor y mejor calidad de vida para todos, expresando la vedad y defendiendo la libertad.
Los sujetos democráticos es el que asume responsabilidades para elevar la calidad de vida de la comunidad. El comunicador debe, por tanto, evaluar la calidad de vida en su comunidad y denunciar las deficiencias; cuestionar la realidad y promover el bien. En su profesión se encuentran las obligaciones morales para garantizar la justicia y el respeto de los derechos humanos.
El comunicador debe estar comprometido con el bien social, su profesión, su gremio profesional y educando a sus audiencias. Por ende, debe tener gran pasión por la verdad, conocimiento de la historia, las motivaciones, memoria, metas, símbolos, sueños y expectativas de su comunidad.
Los profesionales de los medios deben estar convencidos que la búsqueda de la verdad tiene por base y objeto la dignidad humana, la defensa de los derechos humanos, el interés social.
Por otra parte, la libertad de expresión en la esfera pública requiere de un contexto cultural de libertad: libertad de asamblea, libertad de organización política, libertad de movilidad, libertad religiosa, libertad para escoger la formación educativa, libertad de dependencia afectiva y libertad para aspiraciones personales.
White enfatiza cómo la profesionalización del trabajo periodístico influyó en la configuración ética y normativa de la conducta de los comunicadores sociales. Las mismas universidades contribuyeron a identificar las obligaciones morales de los profesionales de los medios; todo ello para que éstos emitieran con veracidad y fidelidad la realidad, al grado de poder convertirse en la conciencia social que cuestione y juzgue los hechos públicos para demandar y expresar lo que la ciudadanía espera.
En concreto, los comunicadores en una sociedad democrática deben promover la personalidad creativa que sea protagonista y creadora de la historia. Así nos presenta 5 dimensiones relacionadas con el derecho a comunicar: 1) proveer los canales para un acceso de todos los movimientos sociales a la espera pública; 2) proveer un foro en que los grupos silentes y marginados de la sociedad puedan dialogar entre ellos y con el resto de la sociedad; 3) promover la participación de todos los sectores de la sociedad para que los intereses, talentos y subculturas sean representados; 4) promover, desde la acción periodísticas una agenda del debate público ciudadano; 5) promover procesos de eventos públicos mediáticos en los que se dé la interacción y la representación de una identidad cultural común.
Referencias:
White, R. (2000). "Seven characteristics of the ethical: public communicator: protecting the quality of democratic communication" en Pattyn, B. (Ed.) Media Ethics. Opening Social Dialogue. Leuven-Belgium: European Ethics Network, Core Materials foro the Develpment of Courses in Professional Ethics, Peeters.