Reflexión sobre la Historia del Desarrollo Capitalista. Sus fuerzas dinámicas. Una visión comparada a largo plazo, de Angus Maddison y La Globalización depredadora de Richard Falk
Jorge A. Hidalgo Toledo
Adentrarnos en el corazón del desarrollo capitalista en occidente y cuáles han sido los factores que han permitido su espectacular aceleración y posterior descenso -en Estados Unidos en la década de los setenta-, es sumergirnos en terreno pantanoso, donde las arenas pueden nublar nuestra visión entre conceptos, datos y estadÃsticas.
Angus Maddison, autor del texto: Historia del Desarrollo Capitalista, intentó descifrar con su estudio la naturaleza de los problemas económicos de los paÃses capitalistas avanzados; su enfoque metodológico (en los capÃtulos analizados) se perderá, por momentos, –por su obvia naturaleza empirista- en la explicación de la gramática económica, las caracterÃsticas de los mecanismos del mercado y las señales que han arrojado la innovación, la renta per cápita y la productividad a lo largo de la historia (desde 1820 hasta finales de 1990).
En medio de esa gran carga conceptual que emplea
Maddison para contextualizarnos, poco a poco se revela al hombre el sentido mismo de su naturaleza socioeconómica como si su visión fuera la de un alquimista, que a través de una ciencia oculta, encuentra el nodo de conexión entre los accidentes históricos, los errores polÃticos, la marcha económica y la dinámica ideológica.
Maddison para contextualizarnos, poco a poco se revela al hombre el sentido mismo de su naturaleza socioeconómica como si su visión fuera la de un alquimista, que a través de una ciencia oculta, encuentra el nodo de conexión entre los accidentes históricos, los errores polÃticos, la marcha económica y la dinámica ideológica.
¿Cómo nos adentra en el desarrollo histórico del capitalismo y cuáles han sido sus puntos débiles? Veamos pues, cuáles han sido sus contribuciones y descuidos…
La semantización del concepto capitalista por parte de Maddison, será fundamental para ver cómo se entrelazan las nociones de propiedad privada, asignación de bienes y servicios y los factores de producción con los mecanismos propios del mercado. Por más que explora la naturaleza del capital fÃsico, la educación y el conocimiento, la pregunta por el factor humano y el papel que juega la persona dentro de este sistema económico será una de nuestras preocupaciones a lo largo de esta reflexión.
El autor considera que el movimiento ascendente de la productividad ha estado determinado por la productividad y la renta real per cápita fruto de la innovación y la acumulación de bienes. Pero pensemos, ¿considera acaso Maddison, la explotación colonialista, la usurpación de bienes, el pasado tributario, las condiciones infrahumanas y de explotación como indicadores adyacentes a las variables antes mencionadas?
Sin lugar a dudas, existen algunas fenómenos que habrÃan de permitir que desde 1820 se vaya perfilando la vorágine capitalista: urbanización, mejoras jurÃdicas y contables, la aparición de redes internacionales de comercio, la formación de las naciones, las innovaciones cientÃficas que elevarÃan los niveles de vida.
EstadÃstica y matemáticamente, Maddison, desarrolla una fórmula para medir el crecimiento cruzando las causalidades última y próxima, reduciendo todo a simples insumos. Aún cuando él discrepará, con varios de los teóricos analizados (Malthus, Smith, Marx, Ricardo, Schumpeter) vale la pena detenernos en algunos de los daños o vacÃos que sus propuestas han provocado en el acontecer histórico.
En la tesis maltusiana la vinculación del factor poblacional con los mecanismos de control y autorregulación del sistema socioeconómico eliminan toda valoración de la dignidad humana. La sociedad, cuya célula fundamental es la familia, no existe como tampoco sus sistemas de relaciones. Todo se reduce a un biologismo, desplazamientos, migraciones y uso y aprovechamiento de la tierra. Como si la condición humana estuviera marcada por la búsqueda de la sobrevivencia y la prosperidad a toda costa, incluso, de la propia vida. La progresión geométrica de los Ãndices poblacionales eliminan la posibilidad de la voluntad humana con miras a una opresión a los pobres que parecÃan multiplicarse y con ello se reducÃa en igual proporción su capacidad de producción. AsÃ, coloca a las leyes sociales sobre las de la naturaleza.
Interesante es la puerta que abre Adam Smith al encontrar la relación entre el crecimiento económico y la polÃtica; pero al tratar el capital como un valor, lo material se vuelve lo trascendente. Su liberalismo concibe al dinero como representación de la relatividad de los objetos. El capital se manifiesta como mediador de la realidad y adquiere el carácter de institución. ¿Existe la posibilidad de construir una antropologÃa del dinero en la tesis de Smith?
La terminologÃa aritmética y abstracta de Ricardo nos habla de los lÃmites naturales, las necesidades y las carencias como datos entre los que se filtra el individuo como un mero resultado.
La preocupación obrera de Marx pareciera estar empapada de un alto sentido de la dignidad de la persona; no obstante, cuando intentamos explorar las condiciones de la libertad, encontramos que es consecuencia de puros condicionamientos casi mecanicistas y se nulifica en el mismo devenir histórico.
En la perspectiva de Schumpeter, el empresario es quien introduce la innovación cientÃfica en el mercado; una condición heroica y mesiánica se dibuja en aquél que reforma el cuadro productivo; pero ¿si son los empresarios los que dan origen a las prosperidades pendulares, también son ellos los que producen los desequilibrios y las crisis? ¿Qué cualidades debe tener un empresario en el capitalismo para lograr el desarrollo que se logró en los periodos mencionados por Maddison?
Desde la aparición del capitalismo y las tesis de pensadores como Marx, Ricardo y Schumpeter, la persona figuraba como un punto fundamental en el crecimiento de la productividad y el desarrollo de las naciones. ¡Qué ironÃa! La persona como herramienta de producción.
El olvido de la persona y de la misión empresarial es algo que deberÃa de preocuparnos en gran medida desde el surgimiento del capitalismo.
El que se mencione a la persona como mero “capital humano” como un input más en la cadena productiva es algo que no podemos dejar de lado.
Es de risa ver a las empresas guiadas por este capitalismo feroz que por una falta de visión humanista, reducen la colaboración, la formación y el crecimiento del contacto con el otro, a indicadores de mercado.
Hace unos dÃas leÃa una nota que hablaba de las maravillas de la capacitación empresarial. Se elevaban las ventajas de la misma argumentando –a manera de moraleja- que entre más y mejor educación tengan los empleados, “más fácilmente podrán los trabajadores entender y aplicar las nuevas tecnologÃas”; algo similar a la noción de capital humano mencionado por Maddison.
¡Qué horror! La educación como un medio, como una herramienta más… No pongo en duda, que la educación y la capacitación sean de gran utilidad en el dominio de las nuevas tecnologÃas, en la actualización académica y en muchos órdenes más…
Lo que sà es una fatalidad es que en el horizonte capitalista se limite a este rubro; que no se vele por la mejorÃa de la condición de vida de cada uno de sus miembros, para después buscar la proyección de este ideal, como una misión empresarial hacia la sociedad entera.
Maddison nos habla de fuerzas dinámicas entre las que identifica a las instituciones, los recursos naturales, el cambio demográfico, el crecimiento de la oferta de mano de obra, el capital humano y fÃsico, el progreso técnico, los cambios estructurales, el comercio internacional, el papel del gobierno y el colonialismo. A cada fuerza le identifica, su génesis y desarrollo, dentro del capitalismo; pero poco habla de las instituciones familiares, académicas, sociales y de entretenimiento; de los problemas ecologistas y el desarrollo sustentable; de los problemas migratorios, la globalización cultural y los problemas de identidad; de los problemas sindicales, el desempleo y la maquila trasnacional; de la formación –en valores- más allá de la simple capacitación técnica; de la sobre tecnologización de la infraestructura y las dependencias que se tienen –incluso en materia de especulación y cotización en bolsa-; la dependencia tecnológica de los paÃses desarrollistas y la oscilación de innovación; los cambios en los mercados sin fronteras y con tratados comerciales intercontinentales; el surgimiento de una tercera vÃa, los fundamentalismos y la creación de partidos de ultraderecha; y finalmente nada habla de globalización, guetos culturales, luchas interétnicas e imperialismos ideológicos…
Por su parte, Richard Falk, guiará su concepto de globalización muy a la Smith, y su preocupación se centrará en la interacción del poder del capital y los gobiernos. ¿Cuáles serán los efectos de la globalización económica sobre la capacidad del Estado para contribuir al bienestar humano? Falk hablará de paz, seguridad, sostenibilidad; de movimientos civiles, derechos humanos, soberanÃa y nacionalismos; de logros sociales y polÃticos en una era industrial donde los niveles regionales y globales no encuentran lÃmites.
Mucho se ha hablado del porcentaje de crecimiento de las economÃas globalizadas en comparación con las regionales sin poder demostrar que sea el comercio la fuerza que mueva y determine el nuevo orden mundial.
Pobreza, desigualdad y crecimiento son asuntos que preocupan y que deberÃan incluirse en este reordenamiento de ecologÃa simbólica y desarrollo moralmente sustentable. Las amenazas al bienestar humano y a la viabilidad de los bienes comunes globales parten de un relativismo ético y normas morales trascendentes guiadas por la razón y no simplemente el interés económico.
Los movimientos que están emergiendo de la sociedad civil, parecen ser el contrapeso al desequilibrio que se vive en el espÃritu de gobernabilidad.
Globalización desde arriba y desde abajo, son dos conceptos que llaman la atención en el texto de Falk. Una serie estructuras democráticas se tendrán que tejer para que puedan trabajar en común los movimientos que se puedan desarrollar en ambas esferas.
Las fuerzas de cambio de Falk parten de la experiencia polÃtica, el nuevo rol de los gobiernos, la aplicación de nuevas tecnologÃas de información para asumir un nuevo compromiso con el bienestar humano.
Un nuevo orden moral, parece ser la consigna de esperanza que Falk nos deja a lo largo de su ensayo. Globalizar con éxito y gozar los beneficios; la tesis divisionista racial y étnica pareciera estar guiada por un indicador completamente ajeno a lo económico. Pero, ¿existe una globalización éticamente responsable?; ¿una que esté a favor del auténtico desarrollo humano?
Los lÃmites del crecimiento se perfilaban en un pasado en las fronteras geográfica; hoy dÃa, se tendrán que construir sobre las virtudes particulares y los sentimientos regionales sin caer en engañosos folclorismos y espiritualidades de una nueva era.
¿Estará llegando el capitalismo al soñado fin de Marx, o simple y sencillamente estamos a punto de contemplar la evolución de este modelo económico a uno que se fundamente en la responsabilidad social simple y sencillamente porque es el único mecanismo de autorregulación que le queda a nuestro sistema?