Notas desde el encierro imaginario 5 - Hipermediatizaciones: Hiperconexiones y remediaciones entre signos y palabras

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Textos especializados en Comunicación Digital, Ciencias Sociales, Literatura, Poesía, Humanidades Digitales y Culturas Juveniles. Sitio personal del Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Expresidente de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, AMIC y Ex presidente del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación.

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sábado, 11 de abril de 2020

Notas desde el encierro imaginario 5


El otro que me mira

Desde hace dos semanas el mundo no es el mismo. Nuestra ventana al mundo se amplificó desde internet.
Ese balcón, por el cual hoy vemos el mundo pasar, se ha plagado de visiones en contraste: politización informativa; noticias falsas; ofertas de entregas de productos a domicilio; modelos de gratuidad para descarga de libros y películas; cursos a distancia para mantener la mente distraída; alarmas y conspiraciones producto de poderes militares ocultos; notas de pánico; avalanchas de bulos; recetas para cocinar en familia; juegos recortables o para producirse en impresoras 3D; incansables hashtags para insistir en el #quédateencasa; registros satelitales de la reducción en la contaminación; ruido visual y saturación informativa; memes, datos confusos, miedo iconográfico; infografías didácticas para explicar cómo lavarse las manos y qué hacer para evitar salir de compras; videos de retos sin sentido.
La imagen se ha vuelto nuestro referente del otro y de lo otro. Mirar el mundo para sentirnos seguros o inseguros en él.
Contemplar se ha vuelto un acto de resistencia y de sobrevivencia. Se ha convertido, en medio de la sana distancia, en la única vía de aproximación a los demás.
Ver al mundo se ha vuelto un acercarnos con temor para evitar el contagio ideológico o desinformativo. Nos cuidamos de acercarnos aquellos cuya imagen no resuena en nuestras creencias y esperanzas.
Rechazamos recomendaciones de contactos; de amistades que defienden posiciones políticas contrarias a las nuestras.
El algoritmo ya no muestra aquellos post que se salen del rango de visión moral con el que estamos filtrando el mundo.
La imagen se ha vuelto nuestro único referente de lo que ocurre allá afuera. En medio de la avalancha gráfica, personas por todos los lugares del mundo han empezado a colgar estampas de paisajes, mensajes inspiradores, recuerdos de la infancia.
En esos casos, la imagen pasó de ser registro notarial del día a día, a una forma simbólica de expresar un luto. Una forma de decirnos a nosotros mismos: siempre estuvo y hoy me duele sentir que me había olvidado de.
Con esas imágenes evocamos olores, tintes de cabello, el tono deslavado de las prendas, el tamaño de una recámara o el color de una cortina. Ver lo que no está, evidencia el golpe de la imagen. La orfandad en la que nos hemos quedado al perder nuestros sitios de recreo.
La imagen está reavivando para ellos, aquello que no quieren clausurar en su imaginación. Aquello que, de lo eterno, siempre no. Duele saber que eso plasmado en la foto no tiene retorno. Que ese mundo que conocíamos empieza disolverse; que el día a día nos llevó a cerrar nuestro pasado.
Desde hace dos semanas muchos no quiere tener la sensación de que las puertas se cierran detrás de sí. Queremos que el mundo siga fluyendo. No queremos olvidar.
Si hay que limpiar la casa para evitar cualquier tipo de infección; que sea de esta. La que nos hace olvidarnos de lo humano, de lo que nos hacía estar conectados con el mundo.
Barthes afirmaba que una imagen le hizo conocer verdaderamente a su madre. Por una imagen podemos recuperar el mundo que se ha quedado del otro lado de la venta y con el cual no nos puede conectar internet.
Internet sin duda acerca, invoca fantasmas y evoca también nuestros peores demonios. Si opera como un cordón umbilical con nuestra actual vida social; que sirva para encontrarnos con el otro.
La imagen puede traernos el mundo a modo presente pero le falta carne; le falta humanidad. Puede reencontrarnos con todos los gestos posibles, pero le falta el tono carraspiento de una voz, o la alegría del chiste bien contado.
Quizá ha llegado el día de explorar en el armario en busca de esa foto que impida cerrar la puerta que mueve el olvido.
Desde hace dos semanas el mundo es otro. Un mundo entre paredes y miradas. Explorar la imagen para hacerla la ciencia del otro. Interroguemos al signo, el gesto, el sujeto y al objeto. Confrontémoslo para reinterpretar la realidad en otro tono. No como un diario íntimo, sino como libro abierto para reenamorarnos de la vida. Para experimentar en primera persona el shock con las partículas del otro.
La imagen como en Whitman puede ser un canto, una celebración a ese átomo de mí que también te pertenece.
Construyamos nuevos significados, un nuevo discurso con lo que vemos. Desde hace dos semanas el mundo es otro, y todavía podemos evocar un nuevo canto visual. Si la imagen será el lenguaje de nuestros próximos meses de encierro, que también sea una garantía, un puerto para el bien, un arrullo en lo que llega el mañana.
Desde hace dos semanas el mundo es otro. Que esa imagen del abuelo con la nieta en el regazo, no se quede en la memoria, en las dimensiones de la nostalgia, en el pahtos de la momificación.
Si el mundo es otro desde hace dos semanas, también puede someterse al escrutinio del futuro. Hoy quiero ver con los ojos del emperador que hay en tus pequeñas soledades. Quiero ver en esa comunidad de imágenes, comunidad de personas dotando nuevamente de cuerpo al mundo.
Ver, para ser cierto, referir para salvar lo que ha quedado oculto, expresar para cerrar la grieta bajo el olvido.
El mundo es otro, cuando los otros lo vuelven diferente.  


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