Notas desde el encierro imaginario 12 - Hipermediatizaciones: Hiperconexiones y remediaciones entre signos y palabras

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Textos especializados en Comunicación Digital, Ciencias Sociales, Literatura, Poesía, Humanidades Digitales y Culturas Juveniles. Sitio personal del Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Expresidente de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, AMIC y Ex presidente del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación.

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sábado, 11 de abril de 2020

Notas desde el encierro imaginario 12


Volver a casa

“(…) Lleva siempre a Ítaca en tu mente.
Tu destino es llegar a ella.
Sin embargo, no realices el viaje con prisa alguna.
Es mejor que dure muchos años
y que, anciano al fin, arribes a la isla,
rico por todo lo que conseguiste en el camino,
sin esperar que Ítaca te conceda riquezas.
Ítaca te concedió el hermoso viaje.
Sin ella, no te hubieras puesto en camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.
Con lo sabio que te has hecho, con tanta experiencia,
habrás comprendido, al fin, qué significan las Ítacas”.
(Ítaca, Constantino Cavafis).


Desde hace cuatro semanas el mundo es otro. Una parte del mundo se ve desde hoy desde el hogar. Desde ese pedazo de tierra que domesticamos con los años y que poco a poco hemos hecho nuestro. Ese lugar terreno y simbólico en el que habitan nuestras sensaciones, nuestros derechos y libertades. Hogar, esa referencia a la hoguera primaria donde se narraban las historias, se legaban los valores, donde se expandía nuestra memoria. Hogar, ese punto de referencia donde se resguardaba el fuego y el alimento y, por ende, nuestra seguridad y calma.
            Hogar es la referencia de arraigo; la extensión privada del clan; el compendio sintáctico del habla; el faro donde brilla el recuerdo; el punto donde se muestra la luz que nos guía.
            El hogar refiere al combustible de la existencia; al fuelle que atiza todo lo que guarda sentido. El hogar, como referente de todo lo que nos vincula, que nos pertenece, que nos distingue y nos expresa como sujetos del mundo, hoy ha cambiado.
            Desde hace cuatro semanas hemos visto cómo cambian las expresiones de nuestros sentimientos; cómo se reubican los planos de nuestras emociones.
            Aquél lugar donde nos sentíamos plenos y seguros también ha mutado. El miedo al contagio, a que la pandemia se filtre por debajo de la puerta nos ha llevado a la sanitización de la existencia; a reubicarnos en el resguardo; a repensar el lugar que hemos construido.
            Hoy el hogar es punto de conexión; nodo articulador con las múltiples redes a las cuales estamos suscritos. Es una imagen o fragmento de un video. El hogar se expandido a un fragmento de la oficina o de la escuela.
            Ese fragmento del universo donde habitan nuestros recuerdos; primeras aficiones, sueños adolescentes, gustos secretos, placeres culposos; empieza a volverse un centro de consumo; una maquila productiva.
            Hoy desde sus ventanas, algunos celebran las vacaciones o prolongan los días desde la programación del televisor.
            Desde hace cuatro semanas muchos se enfrentan a la noche, con la misma nostalgia que en el pasado lo hacían con el fin de semana.
            El COVID-19 no sólo dislocó la economía, sino también los significados que tenía el mundo en el pasado. Hoy esperan que salgamos del hogar más productivos, provechosos y extraordinarios. Esperan del hogar el lugar donde renazca en una nueva fase el capitalismo.
            Volver a Ítaca. Vencer a cíclopes y a Poseidón. Desde hace cuatro semanas el mundo es otro, se ha vuelto más hostil y desigual. Esta nueva versión del mundo golpeó nuestros trabajos, nuestras instituciones, nuestras libertades, nuestras amistades y familiares. El mal se mueve afuera, o eso es lo que nos han venido diciendo en todos los medios posibles.
            Aún estamos a tiempo de volver a Ítaca, de rozar nuestros cuerpos y el espíritu; de no dejar que el encierro, nos vuelva mercancía de los Fenicios; código postal de impuestos y facturas. Si el hogar es el lugar donde nació la cultura, una nueva civilización puede gestarse desde este encierro. Una que no expanda justo el mundo viejo que nos llevó hasta acá.
            Hogar es proyecto; es la playa donde chocan las culturas; es donde se escenifican las épocas; donde se encuentra un respiro e inspiración.
Puede que el camino a Ítaca sea largo, puede que las sirenas sean muchas. Si llevamos a Ítaca en nuestra mente, podremos llegar a ella. Desde hace cuatro semanas el mundo es otro. Nos puso en modo masivo a prueba. Nos arrojó al mar en busca de un nuevo camino. Habrá quienes se estrellen con las rocas. Otros harán del viaje: puerto y destino.
           

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